25 de noviembre de 2022
A quienes les gusta "acampar" suelen tener una conexión más profunda con la naturaleza y están sensibilizados con muchas cuestiones medioambientales. A los campistas nos gusta salir y nos encanta el contraste entre la naturaleza en estado puro y la protección de una tienda de campaña o una autocaravana. Probablemente sean nuestros instintos primarios los que nos mantienen en este modo de supervivencia, y nos encanta. Sobre todo cuando tenemos el control: Autocaravana llena de combustible, calefacción auxiliar, cocina totalmente equipada, agua caliente, bicicletas o esquís en el portaequipajes trasero y montones y montones de artilugios de supervivencia. Así es como muchos de nosotros nos encontramos con la naturaleza hoy en día. Pero, ¿es realmente sostenible?
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Las necesidades de la sociedad han vuelto a cambiar fuertemente hacia la movilidad, la independencia y la flexibilidad como consecuencia de la pandemia. Se ha pasado del turismo de masas al turismo individual. Además, el impacto medioambiental de los viajes está más presente que nunca. Muchas personas se plantean más cómo y dónde van de vacaciones. A encuesta de Luggagehero lo describe con detalle.
¿Cuántos viajeros son realmente sostenibles?
Esta pregunta puede dividirse fácilmente en tres categorías: los que sí, los que no y los que querrían:
Al 87% de los encuestados le gustaría viajar de forma más sostenible
39% ya lo hace conscientemente
43% dicen que rara vez o tienden a viajar de forma menos sostenible
¿Qué motiva a la gente a viajar de forma más sostenible?
Algunas de las razones que dan los viajeros para ser sostenibles cuando viajan son:
El 40% quiere contribuir a reducir el impacto medioambiental
El 34% afirma que viaja de forma sostenible para vivir una experiencia relevante en su destino
El 33% quiere sentirse bien con su elección de alojamiento
¿Cómo se inspiran los ecoturistas para elegir una ruta sostenible?
El 60% se siente inspirado al visitar bellezas naturales
El 54% elige ser más sostenible porque reconoce el impacto visible del turismo en los destinos
El 32% no se siente culpable porque conoce el impacto de sus vacaciones en el medio ambiente
El 47% se siente inspirado porque ve el impacto positivo del turismo sostenible en la población local.
Elcoste medioambiental de los viajes tradicionales
No es ningún secreto que volar deja una enorme huella de carbono. Se calcula que el sector de la aviación es responsable del 2,1% de todas las emisiones mundiales, una realidad que muchos intentan reducir o compensar. Sin embargo, con toda la atención puesta en el impacto de los viajes aéreos, es fácil olvidar otro gran contribuyente al coste medioambiental de los viajes de vacaciones: los hoteles.
En todo el mundo, el sector hotelero es responsable de alrededor del 1% de las emisiones mundiales de carbono, por no hablar de los residuos adicionales de alimentos y plásticos que generan las comidas en los hoteles.
A estudio de la Asociación Alemana de la Industria del Caravaning (CIVD) arroja luz sobre el tema de la huella de CO2: de media, las vacaciones en autocaravana provocan 10 veces menos emisiones de CO2 que las vacaciones en hotel, teniendo en cuenta toda la factura (cadena energética ascendente).
¿Cómo puede el alojamiento al aire libre ser mejor para el medio ambiente?
Las vacaciones en camping, glamping y caravana/autocaravana ya son menos intensivas en carbono que la estancia media en un hotel, ya que una gran proporción de los viajes los realizan turistas nacionales, lo que significa menos vuelos o viajes en ferry.
La construcción de parcelas (para tiendas o autocaravanas) y otros alojamientos al aire libre, como cabañas, pods o tipis, también requiere menos recursos que los hoteles y suele utilizar materiales naturales y más sostenibles, como la madera.
La energía utilizada para el funcionamiento de los campings también es mucho menor que la de un hotel tradicional, ya que las zonas interiores con calefacción y refrigeración son pequeñas en relación con el número de huéspedes. Aunque las autocaravanas consumen una cantidad considerable de gasolina, su huella de carbono es menor cuando están aparcadas en un complejo de autocaravanas, y muchos campings incorporan servicios respetuosos con el medio ambiente, como instalaciones de energía renovable y reciclaje.
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Aparte del consumo de energía, el camping también promueve el estilo de vida slow-food, ya que la mayoría de los huéspedes traen sus propias provisiones para preparar una sabrosa comida en la barbacoa o alrededor de la hoguera en lugar de comer fuera. Algunos campings también ofrecen productos locales in situ, mientras que otros están situados directamente en granjas, lo que permite a los campistas cultivar sus propias frutas y verduras.
Los campings no sólo atraen a un gran número de huéspedes a un coste inferior al de los hoteles, sino que también son un probado generador de ingresos para los establecimientos locales, incluidos restaurantes y tiendas. Este valor añadido beneficia a toda la comunidad.
Por último, las vacaciones al aire libre fomentan una conexión con la naturaleza que anima a la gente a apagar sus dispositivos y optar por opciones de ocio sin pantallas y más eficientes energéticamente, como el ciclismo, el senderismo y los deportes acuáticos en los alrededores. Cuanto más tiempo pasa la gente al aire libre, más aprende la importancia de tomar decisiones sostenibles cada día que se ponen en práctica mucho más allá de una acampada.
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